Se precisa terminar con la dictadura y tiranía que controla la propiedad económica del dinero que solo sirve para mantener en la miseria a millones de personas con los consabidos problemas colaterales que impiden la distribución de la riqueza y el progreso de la humanidad.
Efectivamente, supone llevar a cabo toda una revolución y un cambio de mentalidad en cuanto a la finalidad, propiedades y usos que se le atribuyen al dinero, además de todo un reto de coordinación para implantar el nuevo paradigma monetario.
El referente más próximo lo podemos buscar en la implantación del Euro en Europa y en la comunidad Internacional de los mercados monetarios y de divisas, habiendo sido todo un éxito de aceptación ciudadana y todo un esfuerzo de coordinación política y económica con repercusión mundial.
Al dinero se le deben de cambiar los atributos al de mero instrumento de intercambio de bienes y servicios con el mismo valor de uso a nivel mundial en una sola moneda, siendo la acumulación o el excedente solo un intangible con un valor potencial disponible, pues el verdadero y real valor es el uso que demos al dinero en el momento del intercambio con otro bien o servicio.
La mayor o menor disponibilidad de dinero debe de estar en función del equilibrio de la capacidad productiva y de intercambio, teniendo en cuenta la similitud de precios y costes de los bienes y servicios independiente de la localización geográfica.
Obviamente, pueden haber ligeras diferencias de precios y costes de bienes y productos en función de los costes y transportes de las materias primas de origen y del grado de obsolescencia de la industria productiva, pero que nada tendrían que ver e incidir en el buen funcionamiento del conjunto, pues en el agregado del coste humano sería similar en todo el mundo.
Juan Bernardo montejb en El País
Efectivamente, supone llevar a cabo toda una revolución y un cambio de mentalidad en cuanto a la finalidad, propiedades y usos que se le atribuyen al dinero, además de todo un reto de coordinación para implantar el nuevo paradigma monetario.
El referente más próximo lo podemos buscar en la implantación del Euro en Europa y en la comunidad Internacional de los mercados monetarios y de divisas, habiendo sido todo un éxito de aceptación ciudadana y todo un esfuerzo de coordinación política y económica con repercusión mundial.
Al dinero se le deben de cambiar los atributos al de mero instrumento de intercambio de bienes y servicios con el mismo valor de uso a nivel mundial en una sola moneda, siendo la acumulación o el excedente solo un intangible con un valor potencial disponible, pues el verdadero y real valor es el uso que demos al dinero en el momento del intercambio con otro bien o servicio.
La mayor o menor disponibilidad de dinero debe de estar en función del equilibrio de la capacidad productiva y de intercambio, teniendo en cuenta la similitud de precios y costes de los bienes y servicios independiente de la localización geográfica.
Obviamente, pueden haber ligeras diferencias de precios y costes de bienes y productos en función de los costes y transportes de las materias primas de origen y del grado de obsolescencia de la industria productiva, pero que nada tendrían que ver e incidir en el buen funcionamiento del conjunto, pues en el agregado del coste humano sería similar en todo el mundo.
Juan Bernardo montejb en El País
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