El progreso de la tecnología, la accesibilidad a las comunicaciones y a la información universal, aunado, a la interconexión en tiempo real de las personas, facilitará el acercamiento de la voluntad de los ciudadanos a los gobernantes y dirigentes, permitiendo mejorar la gestión en interés general.
El camino se ha iniciado hace tiempo. Lograr universalizar el acceso a la información, e interactuar entre las ideas y personas, posibilitará la transparencia y la acción de gestión.
El protagonismo y relevancia del ciudadano gobernado debe de permitir convalidar la actuación de sus gobernantes, dirigentes y máximos funcionarios y responsables de cualquier organismo, institución, gran entidad o empresa.
Ampliar la participación y toma de decisiones directas por los ciudadanos en convalidar periódicamente, la actuación y permanencia en los cargos y responsabilidades de estas personas que forman parte de las élites privilegiadas que actúan impune y mayoritariamente en su propio interés, supone un paso esencial en las relaciones sociales y en el progreso de la civilización.
La implicación directa de la sociedad en su conjunto en la gestión global, es el futuro del progreso, agregando conocimiento y voluntades.
Sería requisito indispensable, realizar la convalidación periódica de los dirigentes y máximos funcionarios responsables, permitiendo centrar las actuaciones de estos responsables en el buen hacer en interés general, al margen de idearios y condicionantes disciplinarios.
Abolir el corporativismo de las élites de la función pública y privada, entes abstractos en el que se refugian para obtener la impunidad de actuaciones ilícitas, es indispensable para modificar los comportamientos indeseables minoritarios en perjuicio de la mayoría.
Desde los órganos superiores de justicia, hasta los consejos de administración de grandes empresas, pasando por los organismos, instituciones y entidades públicas y privadas de representantes sociales, deberían de adecuarse a las nuevas reglas de convalidación en las actuaciones personales implícitas al cargo y responsabilidad.
La lista de los lobbys y corporativismos existentes es importante y las personas directas que lo sustentan también, pero el perjuicio que generan a la mayoría es incalculable.
El camino se ha iniciado hace tiempo. Lograr universalizar el acceso a la información, e interactuar entre las ideas y personas, posibilitará la transparencia y la acción de gestión.
El protagonismo y relevancia del ciudadano gobernado debe de permitir convalidar la actuación de sus gobernantes, dirigentes y máximos funcionarios y responsables de cualquier organismo, institución, gran entidad o empresa.
Ampliar la participación y toma de decisiones directas por los ciudadanos en convalidar periódicamente, la actuación y permanencia en los cargos y responsabilidades de estas personas que forman parte de las élites privilegiadas que actúan impune y mayoritariamente en su propio interés, supone un paso esencial en las relaciones sociales y en el progreso de la civilización.
La implicación directa de la sociedad en su conjunto en la gestión global, es el futuro del progreso, agregando conocimiento y voluntades.
Sería requisito indispensable, realizar la convalidación periódica de los dirigentes y máximos funcionarios responsables, permitiendo centrar las actuaciones de estos responsables en el buen hacer en interés general, al margen de idearios y condicionantes disciplinarios.
Abolir el corporativismo de las élites de la función pública y privada, entes abstractos en el que se refugian para obtener la impunidad de actuaciones ilícitas, es indispensable para modificar los comportamientos indeseables minoritarios en perjuicio de la mayoría.
Desde los órganos superiores de justicia, hasta los consejos de administración de grandes empresas, pasando por los organismos, instituciones y entidades públicas y privadas de representantes sociales, deberían de adecuarse a las nuevas reglas de convalidación en las actuaciones personales implícitas al cargo y responsabilidad.
La lista de los lobbys y corporativismos existentes es importante y las personas directas que lo sustentan también, pero el perjuicio que generan a la mayoría es incalculable.
2 comentarios:
Dos objeciones "clásicas" a la introducción de tecnología en los procesos de adopción de decisiones políticas: a) siempre habrá alguien (que deberá ser elegido) para que decida qué debe ser preguntado al pueblo, cuándo y que formule la pregunta; b) ¿no nos estamos cargando la deliberación que produce una opinión pública funcionando...?
Hola con8basta. Obviamente un folio es insuficiente para abarcar un proyecto de la naturaleza de la propuesta. Efectivamente el punto a) que mencionas, se cumplimentaría por una especie de ministerio civil, después de haber promovido el necesario debate y la opinión pública. Si las actuaciones de las personas con responsabilidad, ante quién sea, en el ejercicio de sus funciones y deberes son correctas, entiendo, se eliminarían muchos de los problemas actuales. Naturalmente se propone la convalidación en el tiempo que proceda, con la finalidad de armonizar y adaptarse a los cambios en el tiempo, conforme a la evolución y progreso del pensar de los ciudadanos…. Pienso, que cualquier ser humano responsable para sí mismo y los demás que sea inteligente y honesto, puede desempeñar eficientemente el encargo que sea durante muchos años, sin más limitación que la salud, asimilación y adaptación en el tiempo, a las nuevas costumbres y conocimientos… Si como ser humano es responsable y su comportamiento y actitud está a salvo de cualquier prueba, puede ser todo el tiempo que sea capaz gobernante, dirigente, funcionario, médico, maestro, presidente de un banco, conductor de un vehículo…. El conocimiento caduca y las conductas cambian… así nada es inmutable y todos tenemos que cambiar y adaptarnos a medida que ampliamos conocimientos…. Es el progreso….
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