En la sexta entrega del texto “La pérdida de la confianza”, en el blog de Lluís Bassets indica , como opinión general, que la crisis actual es en gran parte producto de la pérdida de confianza de las personas en sus gobernantes, dirigentes, interlocutores y líderes empresariales, sindicales o sociales, (añado por mi parte), y por simbiosis con casi toda persona que nos relacionamos en general, ya sean familia, amigos, vecinos y profesionales.
También indica las dificultades de organizar un sistema de micropagos, la creación de fundaciones o sociedades sin ánimo de lucro para que se hagan cargo de los periódicos, como teoría, que financie el reporterismo de calidad, pero esta salida plantea el peligro que ofrece todo periodismo subvencionado.
Si esta opinión es generalizada, en principio debemos convenir, plantearnos serias dudas en cuanto a la diana de la pérdida de confianza, como producto en la parte que sea, de la crisis actual, de las definiciones relacionadas socioeconómicas y la vigencia y propiedades atribuidas al dinero como medio.
También indica las dificultades de organizar un sistema de micropagos, la creación de fundaciones o sociedades sin ánimo de lucro para que se hagan cargo de los periódicos, como teoría, que financie el reporterismo de calidad, pero esta salida plantea el peligro que ofrece todo periodismo subvencionado.
Si esta opinión es generalizada, en principio debemos convenir, plantearnos serias dudas en cuanto a la diana de la pérdida de confianza, como producto en la parte que sea, de la crisis actual, de las definiciones relacionadas socioeconómicas y la vigencia y propiedades atribuidas al dinero como medio.
Probablemente sea más aproximado a cuanto sucede que, la velocidad del progreso en todos los aspectos de la vida diaria, nos ha obligado a modificar conductas de comportamiento sin apenas tiempo en asimilarlas y menos aun en prepararnos para colocarlas en su aproximado lugar.
Los aparatos, ingenios electrónicos, empresas, productos, servicios y así casi todo lo demás, han pasado de hacer sólo una función a realizar todo en uno, y lo que es peor, esta usabilidad de las cosas, se ha pretendido trasladar a las personas en similar modus operandi como si fuéramos cosas.
Citaré unos ejemplos de los primeros; hasta hace poco un teléfono sólo servía y utilizaba para llamar, en un banco solo se compraba o vendía dinero y la prensa escrita ofrecía noticias. No hace falta indicar que está sucediendo.
Así podemos ver que, muchas cosas sirven o hacen muchas cosas para casi todo el mundo, pero evidentemente no podemos decir lo mismo de que la conducta de las personas puedan actuar ni parecido de igual forma.
En el fondo, lo esencial debe ser que regrese prevalecer el ser humano con el mínimo de condicionantes posibles por encima de cualquier cosa creada por el hombre, salvando obviamente, la preservación del medio ambiente y los recursos naturales, pues si seguimos deteriorándolo como hasta ahora, puede sobrevenir un verdadera catástrofe de la que difícilmente podremos escapar.
La disfunción de las cosas creadas por el ser humano con el propio ser humano y el entorno son evidentes y, son en primer lugar la causa esencial de la actual crisis y tragedia humana.
La modernidad y el progreso nos ha desbordado sin tiempo y capacidad de asimilación y lo que es peor, sin haber organizado la logística y el avituallamiento.
Bien parece asentar la libertad de preferencia y elección para todas las personas, entre otras cuestiones, pero es necesario establecer un marco de organización y medios al libre acceso de todas las personas sin ninguna discriminación o condicionante, salvo la derivada por la propia organización y disponibilidad de bienes, productos o personas y no por el medio de intercambio a emplear, ya sea el dinero, carreteras, pistas de navegación aérea y asimilables, pues ya bastantes condicionantes tenemos, bilógicos, ambientales, físicos, ignorancia y tiempo limitativo de cada cual, entre otros, para añadir la dictadura del dinero con un valor y función que no le corresponde.
La libre disponibilidad del dinero asimilable al aire que respiramos, solo debe de estar condicionado a la propia capacidad de uso y buen aprovechamiento y utilidad de cuanto pretendamos.
Organizar la producción, los precios, los beneficios las necesidades de capital humano y dinerario, de modo que se pueda atender equilibradamente la oferta y la demanda sin que sobre, falte o infrautilicen los bienes y productos sería fundamental como marco de actuación para poder despejar las confusas conductas de los seres humanos.
Diseñar el nuevo marco de actuación de la humanidad con las diferentes funciones y definiciones de la ocupación, el incentivo, la producción, el beneficio, la motivación y cuanto sea necesario, sin duda es todo un reto de la humanidad.
Hay mucho realizado y se cuenta con multitud de medios y avances tecnológicos, se trataría de intentar actuar de menos a más en orden y grado de prioridades, preferencias y localizaciones geográficas, conviniendo y aceptando que, es esencial, se aglutine y añada el conocimiento de cualquiera de las personas, colectivos y diferentes grupos de ciencias, sin condicionantes idearios, en el máximo aprovechamiento del conocimiento con la finalidad de promover que entre cualquier de ellas o varias surjan ideas que permitan avanzar en el progreso de la civilización
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