Como
sucede casi siempre, es relativamente fácil dilucidar a la vista de cualquier
suceso, pero el caso y la dificultad siempre es, saber cómo anticiparse y tener
visión de futuro.
La
experiencia y los hechos pasados solo sirven como mera referencia estadística, que
en algunos casos, pueden ser de utilidad y aplicación práctica, cuando se
conoce la actuación de la mayor parte de los ingredientes y estos pueden ser
controlados, modificados y medibles en cuanto a sus variables y resultado.
A priori, es muy difícil anticipar y establecer a futuro cuanto queramos de
cualquier situación, por desconocimiento en el tiempo de la concurrencia de
toda una serie de factores de las diferentes acciones humanas, la caducidad
implícita, el aporte de la innovación, la evolución del progreso, el conocimiento
y la interactuación de los ingredientes.
Un
principio esencial sería, que nunca sea de aplicación legítima el mayor
conocimiento y medios con ventaja para nadie, subsanando y resarciendo en el
tiempo la ventaja o el perjuicio que se pueda producir. Esta regla de oro sería
de Universal aplicación, si la intención y confianza están a salvo de cualquier
duda.
Es
fundamental una real y efectiva independencia de la justicia y los jueces, que
deberían, además de administrar e impartir, subsanar de facto omisiones o
carencias en base a un código de buenos usos, asunción de responsabilidad y una
ética que permita establecer la base de confianza necesaria para el progreso
sin ventajas para nadie.
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