jueves, 1 de septiembre de 2011

El ocaso del ideal social supone una oportunidad

Los tenedores de la deuda de España son quienes ejercen la dictadura y tiranía Económica Social, pretendiendo además secuestrar la precaria Democracia que tenemos. Tal parece la intención de modificar la Constitución el artículo 135, persigue Socializar toda la deuda privada y pública subordinada, (en torno a 3,5 Billones de Euros),  garantizando vía constitucional que los acreedores, (Bancos nacionales el 50% y extranjeros el resto, que curiosamente, toman al 1% y compran deuda del Estado a casi al 6%, es decir el 500%, pura y dura usura), persiguiendo cobrar esa deuda y sus intereses, cerrando así el camino a que la ciudadanía pueda cuestionar su legitimidad y exija una negociación, (similar a lo sucedido en Islandia), que lleve aparejada cuanto menos una quita y un reparto del coste, teniendo prioridad de pago absoluto, por encima de cualquier otra consideración, sin cuestionar la legitimidad de esas deudas y su origen privado en torno al 70%, es decir 2,5 Billones de Euros cerca del 200% del PIB.

Los graves problema en esencia son tres: la falta de emisión monetaria Pública sin deuda e intereses, le emisión privada de crédito sin respaldo y el sistémico modelo Económico sin una formulación Global fiable y predecible, que evite el monopolio Financiero Privado. Estas tres causas son las que hacen que las deudas sean completamente impagables, salvo que el generador de ingresos y beneficios supere en el excedente equivalente al gasto corriente, cuestión esta simplemente imposible. Si a esto añadimos los efectos colaterales de la misma (principalmente suelo y viviendas vacías casi 2,5 millones de viviendas), con apalancamiento y pérdida de valor a precios actualizados y sin posibilidad de plusvalías a medio plazo, digamos 7-10 años, la hace más impagable. (Nunca olvidaré en el punto álgido del atraco, las declaraciones del Presidente de la Patronal y varios banqueros al unísono, que estaban haciendo millonarios a todos los españoles).  Añadir,  los  crecientes intereses que se devengan, tanto de la deuda privada como de la pública que está saliendo al rescate de los bancos, constructoras y otras industrias que han realizado inversiones millonarias nacionales e internacionales en base a un sistema piramidal encubierto, creador de una monstruosa burbuja financiera que estallará en cualquier momento en diferentes localizaciones por más parches, remiendos y apuntalamientos que quieran orquestar un día sí y otro también.

En este contexto, parece que los políticos empiezan a ser conscientes de la gran burbuja financiera y que toda esa deuda privada y la creciente pública, por más techo que pongan y reduzcan los gastos del Estado, las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, simplemente seguirá creciendo por la grave detracción de la actividad productiva, la disminución de ingresos, el incremento del desempleo y la acelerada reducción del consumo, simple es completamente impagable en al menos 40 años, provocando más pronto que tarde el colapso de gran parte de nuestro sistema financiero y el de la mayoría de los demás países, por la similar situación hegemónica dominante del capital y la tozudez de los gobernantes y dirigentes en mantener a cualquier precio su situación y posición de falso privilegio. 

Resulta completamente indignante, que se hipoteque el futuro del país y de las generaciones futuras, para cubrir los riesgos que corrieron unos prestamistas privados, alimentando irresponsablemente nuestra burbuja inmobiliaria y de consumo, además de incitar la vanidad, la avaricia y el egoísmo. Son responsables del caos económico financiero generado y deben ser corresponsables del pago de todos los costes e incluso daños ocasionados. Este es el gran tema de esta reforma y no la cuestión del déficit o el equilibrio presupuestario cero, que es una entelequia y un embuste Universal, pues de lo contrario no se entienden las declaraciones, cuanto menos ambiguas y contradictorias, de casi todos los dirigentes y medios de comunicación, que tal parece tratan de ponerse a salvo por si se descontrola la situación.

Solo tres, a lo sumo cuatro, son las cuestiones esenciales que debiéramos todos salvar. De momento, están todas en grave peligro y, parece nos queda muy poco margen en actuar. ¿Estamos seguros de no poder hacer nada para evitar semejante desastre? ¿Somos conscientes de qué queremos y las consecuencias? Con esfuerzo y asunción responsable consciente, es posible resolver los problemas solidariamente con inteligencia y visión colectiva.



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