Mientras no se suprima la tiranía y dictadura del dinero y se disponga del mismo libremente como bien universal, como medio e instrumento de intercambio no habrá progreso posible ni solución a las causas de la crisis y los problemas implícitos con el sistema económico que se trata de sostener a costa del sufrimiento de millones de personas.
Privatizar las ganancias y socializar las pérdidas de cualquiera de las industrias que queramos, ya sean bancos, automóvil, electricidad, farmacéutica o cualquier otra que queramos, es el modus operandi para el sostenimiento del establishment de las élites privilegiadas, que más pronto que tarde se encontrarán de bruces con la retranca de su egoísmo sin fin.
Resulta cuanto menos increíble, que iniciado el siglo 21, la inteligencia de los seres humanos no haya avanzado en este aspecto lo más mínimo, después de siglos de dictadura económica.
La población existente dedicada a los altos puestos ejecutivos públicos y privados, inclusive asimilados empresarios y, los necesarios ejecutores bien remunerados de confianza, apenas supone un 15 % de la población.
Cómo es posible esta subyugación de la restante inmensa mayoría de los seres humanos? Acaso la sociedad opulenta del consumo y satisfacción fugaz nos tiene narcotizados? Pienso que no. A las pruebas me remito de lo que está sucediendo a lo largo y ancho del planeta.
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