Reeditado del post publicado el 7 de junio de 2009 una vez más perdemos… como siempre
Mientras los políticos se tiran de los rizos a ver quién muerde a quién o besa la mano de quien quisiera ver arder, nosotros los ciudadanos, somos los grandes perdedores una vez más.
La ignorancia y las pasiones sin control son el mayor enemigo del ser humano que es capaz de ser inteligente, aprender, interiorizar e interpretar objetivamente los límites de su entendimiento y conocimiento.
Afortunadamente, El Estado, nuestro estado el de los ciudadanos de este país y los demás, es el hogar de todos, que permite y facilita disfrutar de todo cuanto disponemos. Sin el estado, no se podría sustituir a las empresas en situaciones difíciles, no tendríamos carretas, puertos, aeropuertos, ferrocarriles, teléfonos, electricidad, hospitales, escuelas y así un largo etc., independiente de quién mejor o peor lo administre y tenga la iniciativa.
El problema somos nosotros los ciudadanos, que no somos conscientes de nuestra existencia y responsabilidad para elegir libremente sin condicionantes nuestro destino, por eso nuestros gobernantes no saben cómo mejor hacer para una mayoría así, pues ante la irresponsabilidad individual en asumir conscientemente actuar en base a los principios y valores innatos de los seres humanos, no caben gobiernos ni dirigentes ni nadie que pueda encauzar, promover, incentivar y administrar lo que no sabemos que queremos y necesitamos, si seguimos actuando como muertos vivientes o zombis.
Consideración a destacar, que los políticos deberían de dar siempre, sin excepciones, recto ejemplo a la sociedad, independiente del ideario que los promueva a la responsabilidad del gobierno y administración del Estado, obligación y deber que, libre y democráticamente elijen para administrar en interés y bien general. Mal actúan los gobernantes y dirigentes cuando alcanzan la responsabilidad de liderar y administrar, no haciendo una separación de poderes efectiva en las diferentes estancias del estado y del partido que lo promueven, permitiendo actitudes perversas y mezquinas a costa del sufrimiento de millones de seres humanos desprotegidos y sin preparación para superar las dificultades propias que delegan irresponsablemente en sus gobernantes y dirigentes para administrar el supuesto bienestar de sus vidas.
¿Podía Don Quijote haber evitado perder su hacienda por unos libros de caballería?.
Esta es la miseria. Lo demás son quimeras.
Así seguiremos hasta la siguiente...
PD: Se me olvidó ;)
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