Como ha sucedido a lo largo de la historia, el conocimiento de cada momento, aunado a la dedicación plena por la vivencia diaria en resolver improvisadamente y de cualquier manera los problemas cotidianos, no dejan espacio al estudio y previsión de los acontecimientos futuros y, escaso margen para adoptar algún modelo de organización medianamente razonable democrático y previsible sin discriminación alguna, siendo la ignorancia, las pasiones humanas y la improvisación el sustituto del conocimiento.
Los grandes pensadores de todos los tiempos, fueron visionarios en parte de un futuro previsible, pero fueron incapaces de anticipar los acontecimientos imprevistos como la revolución francesa, la crisis de 1929, la 2ª guerra mundial, la caída del muro de Berlín, la desintegración de la URSS, el acto terrorista sobre las Torres Gemela de NY, que entre otros actuales y de las 3 últimas décadas, han supuesto hitos de la historia reciente que suponen deudas cada vez más crecientes a saldar con la futura e inesperada revolución que en cualquier momento puede aparecer, si no lo está haciendo ya.
Curiosamente resulta sorprendente, comprobar la sucesión, repetición y similitud, inclusive lo imprevisto, del paisaje y acontecimientos. Los adelantos tecnológicos, como la electricidad, el automóvil, la televisión, el Internet, el GPS, el Ordenador y otros presentes y futuros, por muy rápidos y capaces que sean en sus cálculos no pueden superar la infranqueable barrera de los Bits del ser humano que supone la limitación de comunicación del pensamiento, el entendimiento, los sentidos, la palabra y el hecho en sí mismo de escribir hasta que no pasen, digamos, al menos un sin fin de años.
Expertos y analistas de todas las ramas se equivocan estrepitosa y continuamente en sus previsiones y consejos, en beneficio casi exclusivo de un puñado de listos, que se mantienen al margen y a salvo de sus negligentes e ilegítimas decisiones y actuaciones con una buena casa libre de hipotecas y todo el lujo a sus pies a cargo de los incautos de clase media y, llegado el caso como sucede actualmente, de los domesticados contribuyentes.
El nuevo punto de partida humano, lo más probable, parecido a como actualmente está sucediendo, se inicie a consecuencia de un desencadenante social en masa sin precedentes, un terremoto y posterior sunami con el aumento súbito del nivel del mar inundando varias ciudades importantes, la explosión de una central nuclear produciendo una gran contaminación en una amplia extensión poblada, aunque también puede suceder que un meteorito lo suficiente grande destruya completamente una gran zona habitada del primer mundo.
En última instancia y además de catástrofes naturales y sus consecuencias en pérdidas de vidas e incertidumbre global, necesariamente el desencadenante del nuevo punto de partida humano tendrá que ser sencillo, fácil de aplicar, rápido, efectivo y naturalmente, su aparición será casual por una concurrencias de circunstancias, asimilable a como se descubrió la electricidad, el teléfono o la penicilina.
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