Seis parecen ser los Tótems esenciales del ser humano para el avance y progreso de la civilización; Consciencia, Conocimiento, Asunción, Libertad, Igualdad y Solidaridad.
El equilibrio y la armonía entre ellos es esencial para cualquier ser humano y para el conjunto, pensando en un mundo de abundancia y progreso. El exceso o carencia de cualquiera supone suplirlo con defectos graves irracionales de carácter pasional.
Generalmente se suele confundir la firmeza, la fortaleza y la perseverancia, por citar solo algunas, con el odio, la venganza y la agresividad que se llevan la palma. Las líneas divisorias pueden ser muy sutiles y el carácter de las personas suele hacer lo demás.
Un carácter serio puede llevar al límite su actitud sin salirse pero ello puede suponer rebasar los límites de las personas alegres y lo mismo a la inversa, si bien, estas actitudes serían aceptables pues serían el motor del progreso, siempre que se produzca el equilibrio y la armonía.
Reunir los seis Tótems por la mayoría de los ciudadanos es el tránsito que ahora mismo estamos realizando. Mientras no alcance el umbral de efecto arrastre, seguiremos con multitud de conflictos sociales y existenciales.
Posiblemente se necesite una etapa intermedia en que el rol de dos personas sume el conjunto de equilibrio y avance en el progreso. Ese punto de equilibrio parece próximo, pues cuando las mujeres alcancen y superen con naturalidad la hegemonía del hombre, al menos en el mundo occidental, estaremos en condiciones de dar el paso hacia adelante.
La igualdad efectiva de género es ya un hecho innegable, quedan por modificar las actitudes de los hombres ante la naturalidad de asunción de nuevos role por parte de las mujeres, que en realidad no le son tan nuevos, pues el gobierno de la familia les ha sido asignado por la naturaleza. Ya se empiezan a ver presidentas, altas dirigentes y empresarias de renombre y prestigio, incluso aquí se discute la igualdad de género en la lengua.
En el fondo trato de sugerir, que el progreso de la civilización parece como natural la diferencias entre el hombre y la mujer y que deberá plantearse la hegemonía de la dualidad de la pareja intercambiado los roles según el carácter y capacidades de cada cual. Siendo viable la sugerencia desde la igualdad efectiva de género.
El equilibrio y la armonía entre ellos es esencial para cualquier ser humano y para el conjunto, pensando en un mundo de abundancia y progreso. El exceso o carencia de cualquiera supone suplirlo con defectos graves irracionales de carácter pasional.
Generalmente se suele confundir la firmeza, la fortaleza y la perseverancia, por citar solo algunas, con el odio, la venganza y la agresividad que se llevan la palma. Las líneas divisorias pueden ser muy sutiles y el carácter de las personas suele hacer lo demás.
Un carácter serio puede llevar al límite su actitud sin salirse pero ello puede suponer rebasar los límites de las personas alegres y lo mismo a la inversa, si bien, estas actitudes serían aceptables pues serían el motor del progreso, siempre que se produzca el equilibrio y la armonía.
Reunir los seis Tótems por la mayoría de los ciudadanos es el tránsito que ahora mismo estamos realizando. Mientras no alcance el umbral de efecto arrastre, seguiremos con multitud de conflictos sociales y existenciales.
Posiblemente se necesite una etapa intermedia en que el rol de dos personas sume el conjunto de equilibrio y avance en el progreso. Ese punto de equilibrio parece próximo, pues cuando las mujeres alcancen y superen con naturalidad la hegemonía del hombre, al menos en el mundo occidental, estaremos en condiciones de dar el paso hacia adelante.
La igualdad efectiva de género es ya un hecho innegable, quedan por modificar las actitudes de los hombres ante la naturalidad de asunción de nuevos role por parte de las mujeres, que en realidad no le son tan nuevos, pues el gobierno de la familia les ha sido asignado por la naturaleza. Ya se empiezan a ver presidentas, altas dirigentes y empresarias de renombre y prestigio, incluso aquí se discute la igualdad de género en la lengua.
En el fondo trato de sugerir, que el progreso de la civilización parece como natural la diferencias entre el hombre y la mujer y que deberá plantearse la hegemonía de la dualidad de la pareja intercambiado los roles según el carácter y capacidades de cada cual. Siendo viable la sugerencia desde la igualdad efectiva de género.
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