domingo, 7 de agosto de 2011

La maldición del dinero


La economía como se aplica  por los gobernantes y dirigentes ejecutores a instancias de los influyentes economistas sectarios y otros actores, es una burda patraña y un embuste Universal.

Como decía un buen economista desconocido; el sobrante de dinero cuando llego por la noche a casa en autobús, después de todo un día de trabajo, no sirve de nada.

Krugman y otros economistas influyentes sugieren medidas adaptadas de Keynes que están muy lejos de resolver la esencia del problema. El supuesto dinero de los beneficios y el ahorro simplemente son un excedente intangible sin valor propio, siendo el causante de todos nuestros males.

Posiblemente la solución sea que, el dinero caduque y se renueve de año en año, emitiéndose un "Nuevo dinero libre de deuda" por el Tesoro Público de cada Nación y distribuyendo,  conforme al censo de población de cada país. De este modo se pagaría la Deuda Publica tóxica y se terminaría el excedente especulativo y pernicioso, dado que tendríamos garantizado una renta para cuando seamos mayores, sin que ello impida la libre iniciativa y la posesión de propiedades tangibles que seamos capaces de comprar y, lo más esencial, que la riqueza de unos  no suponga la ruina de nadie. 

Sería deseable actuar e introducir cuanto antes, de mayor a menor, un nuevo sistema económico Universal, objetivo, equitativo, productivo y eficiente presupuestariamente, como el de cualquier actividad económica, seguido de la progresiva implantación de una moneda Universal libre de deuda.

Las necesidades básicas, como referencia, se pueden atender con garantía mediante una Renta Básica Universal que, eliminaría y dispersaría las diferencias de ingresos y rentas individuales por países, generando y dispersando la riqueza tangible para crear plena ocupación y bienestar general, colaborando solidariamente la mayoría de naciones en equilibrio y armonía con los medios y el entorno.

Añadir los servicios sanitarios, educación, vivienda y los importes que queramos sean necesarios para renovar la obsolescencia empresarial social productiva y la investigación. A partir de aquí, el sobrante que cada cual lo utilice en lo que quiera en lujos, caprichos o compra de bienes.

La red de oficinas bancarias, pueden perfectamente ser el administrador del presupuesto y los medios monetarios, individuales y personalizados en la escala y nivel que sea necesario, según proceda, similar a los presupuestos del estado, empresa o cualquier unidad familiar. Las desviaciones extraordinarias sobrevenidas por cualquier causa, se podrían compensas justificadamente con los excedentes no consumidos de los demás. 


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